Pubblichiamo questo documento per dare risonanza a ciò che ha significato e significa il "titere" nel mondo, specie dove non c'è libertà
ENCUENTRO DE LOS TRABAJADORES DEL ARTE DE LOS TÍTERES
15 y 16 de noviembre de 2019
Museo Nacional de las Culturas del Mundo, Ciudad de México.
PONENCIA DE UNIMA VENEZUELA: “Tres miradas de una crisis no simulada por el teatro de títeres en Venezuela y su vínculo con lo comunitario”
EXPERIENCIAS COMUNITARIAS DEL TÍTERE VENEZOLANO
EN TIEMPOS DE REVOLUCIÓN Y DE CRISIS
Por Carlos Tovar.
El títere ha tenido, tiene y tendrá el privilegio de ser el único y auténtico representante del ser humano en la escena, solo él puede prefigurarlo metafóricamente ante sus espectadores.
La inerte materialidad del títere como personaje, armónicamente coherente con la naturaleza material de la escena, le da a esta disciplina una dimensión plástica creíble que permite crear un mundo poético, simbólico, para enrostrarnos nuestras virtudes y miserias y hacer consideraciones serias, humorísticas, panfletarias o irónicas sobre nuestra gran tragedia humana.
Estas particularidades exigen de su oficiante, el titiritero, el ser creativo, atento, crítico y comprometido con todo aquello que afecte o beneficie la realidad socio político de los individuos, de los pueblos, de los países y del mundo. Su accionar es como diría el cantor titiritero “un farolito que alumbra el camino” y cuya función es advertir e inquietar a sus espectadores.
Un espectáculo de títeres es una realidad simbólica que acontece en el tiempo real y en el espacio físico del espectador ubicándole como testigo presencial de un acontecimiento en tiempo presente, en el que se puede incidir abiertamente para transformarlo y para ello, el espectador, independientemente de su edad, debe interpretar los acontecimientos escénicos, construir pensamiento racional y afectivo y fijar una postura ética y moral, he allí su importancia en la educación en valores para la construcción de la nueva república que nos proponemos.
EL TEATRO DE TITERES EN LA VENEZUELA REVOLUCIONARIA.
Hablar del desarrollo del teatro de títeres en un país inmerso en un histórico proceso de cambios, donde la polarización interna y externa es la noticia internacional permanente de la industria mass media, pasa por hacer algunas consideraciones sobre la naturaleza del proceso político, la naturaleza de la crisis, los factores que la originan y los valores que estamos llamados a defender o a demoler, como es lógico pensar, todos los titiriteros venezolanos.
Sin ánimo de hacer de esta ponencia una cátedra política, es estrictamente necesario exponer, desde una óptica poco difundida en el mundo comunicacional, lo que a nuestro juicio es la razón del ataque sistemático a la revolución bolivariana, que no es otro que el hecho de haberse iniciado en el año 1999 un proceso de independencia y soberanía política, económica y social basado en el pensamiento de la patria grande del Libertador Simón Bolívar, proceso que en su accionar continental ha transformado la geopolítica de sur américa y entrado en frontal contradicción con los eternos intereses de la doctrina Monroe de una América como patio trasero para los americanos del norte.
Para nosotros los venezolanos, teniendo como legado histórico en nuestro imaginario colectivo el haber participado como pueblo en la vanguardia del proceso emancipador sur americano del siglo XVIII, era imposible no pensar que ese pasado histórico no volviese a aparecer en nuestras vidas. Es a partir del momento de la aprobación de la Constitución Bolivariana del año 1999, y en el que -metafóricamente- aparece de nuevo la espada de Bolívar en el horizonte de esperanza del pueblo venezolano, que se induce a Venezuela en una crisis generada fundamentalmente por una guerra imperial multiforme, que ha afectado la vida política, social, económica, militar, financiera y fundamentalmente la vida cultural del país a través de la más perversa guerra simbólica, la que, a través de diversos sofismos, ha desdibujado ante propios y extraños la verdadera naturaleza de esta crisis global, buscando afanosamente la conformación de una coalición internacional para destruir el Estado nación venezolano.
Hoy en día ya las contradicciones en la sociedad venezolana no están en la dicotomía simplona del discurso mediático de chavismo y oposición, entre dictadura y democracia, o la clásica lucha entre pobres y ricos, no, hoy Venezuela es el rico tablero en el que se está jugando el ajedrez de la geopolítica mundial por la nueva hegemonía capitalista del mundo, pudiendo ocurrir que, gracias a esta confrontación, Venezuela resulte geoestratégicamente fragmentada, balcanizada en pedazos, o que resulte íntegra y recibida por la nueva hegemonía multipolar que sin duda terminará por imponerse y el cual requerirá, en términos justos del derecho y el respeto internacional, las riquezas estratégicas que nuestro país posee y cuyos recursos serán de gran prosperidad y de desmedido bienestar para nuestro pueblo y para la construcción del socialismo del siglo XXI.
El proceso revolucionario venezolano se encontró con un movimiento titiritero que se fortaleció en las tres últimas décadas del siglo pasado con la llegada de significativos maestros latinoamericanos, entre los que podemos mencionar al gran titiritero y poeta Javier Villafañe, al maestro y eterno amigo Eduardo Di Mauro, el maestro Luis Luksic y el maestro boliviano Jaime Gonzales Portal, así como la significativa visita del maestro mexicano Roberto Lago. Maestros que hicieron significativos aportes en la formación de nuevas generaciones y en la dignificación profesional de los titiriteros venezolanos.
DOS EXPERIENCIAS DE ENTIDADES DE SERVICIO EN EL OCCIDENTE VENEZOLANO:
TEMPO – TEATRO DE MUÑECOS DE PORTUGUESA
La presencia en Venezuela del maestro EDUARDO DI MAURO ejerció una influencia determinante en el movimiento titiritero venezolano, su estética ejerce una marcada influencia en un sin número de agrupaciones y la concepción organizativa de su teatro TEMPO - Teatro de Muñecos de Portuguesa, como una entidad de servicio comprometida con los cambios revolucionarios, quedó expresada en un pensamiento del maestro Di Mauro escrito en las paredes de la sede del Teatro Tempo que dice:
Para el artista la cultura es un servicio,
para el Estado la cultura es una obligación,
para el pueblo la cultura es un derecho.
La concepción profesional del maestro Di Mauro, plasmada en esta frase, se materializó en el teatro TEMPO con una intensa y sistemática programación hacia zonas deprimidas del sector rural, con una decisiva atención al niño escolarizado, con una sala estable, un circuito de giras nacionales e internacionales, la organización de una Bienal Latinoamericana de Teatro de Muñecos y la creación de un Centro de Documentación y del Instituto Latinoamericano del Títere.
TEATRO DE TÍTERES KINIMARÍ
El modelo de desarrollo profesional del teatro de títeres propuesto por el maestro Di Mauro me impactó profundamente y es así como el Teatro de Títeres Kinimarí, partiendo en lo artístico de una estética propia, adoptó un modelo de funcionamiento institucional basado en este pensamiento y en esta práctica, lo que le imprimió a nuestro accionar un carácter de entidad de servicio comprometida con el proceso de transformación social Bolivariano y que hermanó ideológicamente a estos dos teatros de títeres del occidente venezolano.
El Teatro de Títeres Kinimarí fundado en el año 1980 y ubicado en la ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira, frontera con la hermana República de Colombia, ha mantenido sistemáticos programas de atención cultural gratuitos, financiados por el Estado venezolano, que han contemplado los siguientes aspectos:
En lo Educativo:
Programa Títeres en la Educación, años 1980 – 2019.
Visitas espectáculo a escuelas urbanas y rurales en toda la geografía de nuestro Estado Táchira, con un promedio de 200 funciones por año.
Talleres con docentes.
Talleres montajes con niños, y posterior realización de festivales interescolares de títeres.
Proyecto pedagógico “Uso del títere en el tratamiento de la disciplina y la convivencia pacífica y democrática dentro del salón de clases”. 2012 -2016.
En lo Comunitario:
“El Títere en la Frontera con el Arte, la Escuela y el Barrio”. Este programa se desarrolló en comunidades fronterizas entre los años 2004 y 2009, con la creación de talleres montajes y funciones de apoyo a organizaciones populares de base.
En el Espacio Público:
“Domingos Infantiles Rotativos”. Este programa se desarrolló desde el 2002 hasta el 2010 y consistía en rotar nuestros espectáculos en diferentes parques, plazas y espacios comunitarios de nuestro Estado.
En lo Institucional:
Sala Estable Canta Pirulero y el Espacio Cultural Kinimarí: Esta sala se inició en las instalaciones del Ateneo del Táchira desde 1994 hasta el año 2000, como un espacio independiente y de autogestión, luego tuvo su sede en la población de Palmira en las instalaciones del ESPACIO CULTURAL KINIMARÍ, desde el 2001 hasta el 2013 cuando la crisis nos impidió continuar sosteniéndolo.
En ambos espacios se desarrollaron importantes programas comunitarios tales como:
ACERCARTE- Acompañamiento Cercano con el Arte: Programa con jóvenes en situación de riesgo. 2009 – 2013.
Circuito de Titiriteros: Presentación de elencos nacionales e internacionales invitados por nuestra agrupación. Años 2007 – 2013.
Programa Kinimarí en Gira. Este programa aún se mantiene y consiste en la participación de nuestra agrupación en gira estadal, nacional e internacional.
La revolución Bolivariana luego de los acontecimientos del 2002 inició una política cultural de gran impacto en el país que se inició con la creación de un Ministerio para el Poder Popular para la Cultura, acompañado con la creación de Gabinetes Estadales de Cultura, las Plataformas sectoriales para todas las disciplinas y en ellas una amplia red de Galerías de Arte, Red de Imprentas, Red de Cinematecas, Red de Tiendas de Artesanías, Red de Librerías del Sur y la Misión Cultura, convenio - Cuba Venezuela, así como una amplia política de aportes a la creación para las Artes Visuales y del Espacio, las Artes Escénicas y Musicales con programas de financiamiento para grupos e instituciones de todo el país.
En la actualidad nuestra agrupación ha disminuido transitoriamente su accionar programático debido a las fuertes dificultades económicas, técnicas, de transporte y financieras, sin embargo, continúa con programación presente en las escuelas del Táchira, principalmente en los municipios urbanos, así como asistencia a festivales nacionales e internacionales. Nuestra agrupación sigue vigente y en lo personal, como cultor del teatro de títeres, sigo poniendo todo mi énfasis en acompañar a mi pueblo para derrotar la guerra a la que nos pretenden llevar y a construir nuestro socialismo Bolivariano para defender así el justo derecho de los pueblos a ser soberanos e independientes.
Hoy en la Venezuela Bolivariana los titiriteros andamos en las calles, de la mano de nuestro pueblo, con la alegría propia de las multitudes que conquistan sus derechos y en franca oposición a las minorías que ejercen el odio por la pérdida de sus groseros privilegios.
LOS TÍTERES EN LA MARAVILLOSA VENEZUELA DEL PERIODO ESPECIAL
Por Wolfang González.
Si establecemos que el trabajo del titiritero como hecho cultural y político se centra desde el momento en que se lleva a cabo la presentación frente a una comunidad determinada y luego de manera concertada se reúne alrededor de foro para discutir y reflexionar sobre lo acaecido durante la representación de títeres, seguramente encontraremos puntos donde se puedan identificar inquietudes o problemas de la comunidad. Es probable que la resolución del conflicto mostrado dentro de la obra representada sirva para accionar niveles de participación colectiva para la tomar de decisiones y, por ende, solucionar algún conflicto puntual. Lo anterior, constituye una vía corriente de participación que desde la década de los años cincuenta en Venezuela el teatro de títeres ha abonado terreno con la presencia de importantes maestros titiriteros entre ellos Roberto Lagos, quienes dejaron un legado en el quehacer titiritero nacional. Este modo de construir crítica constructiva a partir de la obra estética en cuestión y colocándola en yuxtaposición con las situaciones de un colectivo, es una práctica que aún se mantiene por parte de un número importante de agrupaciones de teatro de títeres Venezuela.
En Venezuela la participación del teatro de títeres y su vínculo con las comunidades donde se suscriben las agrupaciones, se ha dado bajo un contexto socio-político que resulta importante analizar. Veamos a grandes rasgos (y por cuestiones de tiempo) ciertos aspectos puntuales que apuntan a una concepción particular de esta relación esencial entre el Arte de los Títeres y sociedad venezolana.
Durante la presidencia del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías el panorama económico se consolido entre otros factores sobre la base de un barril de petróleo subió a más de 118 dólares el barril, (haciendo Venezuela su presupuesto de la nación en función del precio del barril en 54 dólares). Esto permitió aportar importantes recursos económicos para impulsar misiones sociales entre ellas Misión Cultura. En consecuencias aquellas actividades de formación, producción y circulación del Arte de los Títeres, fueron favorecidas con las realizaciones de festivales, apertura y consolidación de salas de teatro y por supuesto el afianzamiento de trabajos sistematizados que vinculaban la participación activa de las comunidades, con un gran apoyo de los llamados “activadores culturales” (estudiantes de licenciatura en educación mención desarrollo cultural de la Misión Cultura).
Acorde al último Censo Titiritero realizado en el 2016, el cual se encuentra plasmado en nuestra Revista Virtual IUREKE, Directorio de Teatro de Títeres en Venezuela, se pudieron contabilizar un centenar de profesionales del Teatro de Títeres, entre agrupaciones, individualidades de larga trayectoria e instituciones dedicadas a la formación e investigación titiritera. De lo antes mencionado un 30% de los grupos de títeres que laboran en el Oriente del país, (compuesto por seis 06 estados); un 40% en el Occidente (conformado por nueve (09) estados); y un 30% Centro (compuesto por seis 06 estados).
A partir de estos números puntuales el trabajo titiritero produjo una serie de experiencias, laboratorios, dinámicas e incluso escritos donde fue posible recoger la sistematización de producciones titiriteras que involucraron a niños, jóvenes y adultos quienes a partir de necesidades colectivas que se vieron materializadas en talleres de dramaturgia (adaptando las anécdotas de la comunidad a guiones), construcción, manipulación y animación de títeres en varias técnicas,
llevarlas a escena, mostrar sus problemas, hechos por ellos mismos, nos ha traído cambios favorables en estás comunidades.
No podemos dejar a un lado lo relevante de los intercambios intercomunidad, donde los grupos de títeres cada comunidad, formados a partir de los talleres de formación validan sus experiencias con su entorno o comunidades circunvecinas, logrando fortalecer el hecho cultural, la identidad e idiosincrasia que coloca en el Arte de los Títeres, un medio para reflexionar, aportar a una mejor calidad de vida.
NUEVA RELACIÓN ORGÁNICA DE LOS TITIRITEROS Y EL NACIENTE PODER POPULAR.
Por Félix Oswaldo Cordero
Sin duda la Venezuela actual es otra. En lo político salió a la luz a relucir con un mayor énfasis la llamada lucha de clases. Emergieron los pobres y ahora somos visibles y tenemos poder. Las clases dominantes mostraron su brutal concepto donde la máxima ganancia resulta ser su única meta.
Esta realidad definió a un porcentaje importante del pueblo venezolano. Como resultado la neutralidad y la inocencia política desapareció del panorama político nacional. Esta nueva verdad fue tranversalizada por el impulso que el proceso revolucionario le ha dado a la Cultura. A modo de ejemplo podemos señalar la creación de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, la publicación y circulación, distribución gratuita de libros de autores nacionales e internacionales.
De esta realidad los titiriteros no han quedado al margen. Existe un gran número de colegas quienes se incorporaron a proyectos de envergadura o asumieron cargos directivos de relevancia, teniendo el caso de haber tenido en el 2017, a un Ministro de la Cultura, quien estuvo ligado a las lides titiriteras.
Importante resaltar que un número determinado de colegas titiriteros asumieron el reto de asumir un rol protagonice dentro del movimiento de Poder Popular Venezolano.
Somos muchos los titiriteros en Venezuela que, sin dejar de atender este hermoso oficio, nos encontramos laborando en diversas lides de orden social. Un número importante de nosotros nos encontramos vinculados a Consejos Comunales, Comunas, Consejos Locales de Planificación, Unión de Mujeres, formas organizativas de participación activa del Poder Popular.
Resulta interesante que en cada estado se descubren hacedores de títeres de guiñol vinculados a la cultura comunal. A raíz de esta acción ya dejamos de ser considerados simples animadores de fiestas infantiles, siendo reconocidos como oficiante de vida, alegría y paz.
De manera precisa vamos tomando conciencia que la acción social del titiritero debe necesariamente vincularse con el hecho de reivindicar nuestros ancestros del Medioevo, quienes, con muñecos, carretas, junto a sus familias y sueños dejaron a un lado sus cómodas pobrezas y tomar la decisión de aventurarse en nuevas rutas para a su subvertir el orden feudal establecido.
LA DRAMATURGIA NECESARIA EN LA VENEZUELA INSURGENTE
Esta tendencia comienza a marcar presencia dentro de la dramaturgia titiritera venezolana. Quienes han tomado la decisión de dar el salto y dejar atrás “lo clásico”, comenzaron a crear una nueva dramaturgia e incluso surge una nueva estética.
En la actualidad existen pocas agrupaciones de teatro de títeres representado obras donde las princesas y dragones resultan protagonistas. Se opta entonces por trabajar con la literatura proveniente de los cuentos indígenas, la cual se adapta al teatro de títeres. De igual modo, viene sucediendo con la dramaturgia de carácter histórico que retoma en la escena de los muñecos una importancia determinada.
Este fenómeno de cambio se hace evidente dentro de la producción escénica, casos concretos se encuentran dentro de la utilización con mayor frecuencia en hacer evidente el uso del joropo, la fulia, gaita zuliana, el golpe tuyero y la salsa caribeña.
Cómo se dijo con anterioridad la cuentería popular se incorpora cada vez más a la nueva dramaturgia titiritera venezolana. Esto sin duda se reconoce como un indiscutible valor agregado que va de la mano con el reconocimiento de una identidad nacional que busca hacerse sostenible frente a un proceso de transculturización permanente que involucra de manera directa a la mass media, la cual busca asentar su presencia a través de su aporte a la lucha descolonizadora y por el surgimiento de una nueva soberanía nacional.
Esta realidad expuesta entreteje nuevos usos en la concepción plástica con que se presenta al titere dentro del escenario. El minimalismo se apodera del espacio de acción del muñeco. El clasisismo del teatrino se ha roto dentro de las puestas en escena de un gran número de propuestas titiriteras venezolanas.
Lo cotidiano producto del vínculo directo con las comunidades se hace presente en la narrativa dramática titiritera nacional. El propósito de esto es colocarse en sintoniza con una Venezuela habida de crecer espiritual y moralmente. Bien vale traer a colación aquel precepto formulada por el Maestro del Libertador Simón Bolívar, Simón Rodríguez, cuando señaló: “O intentamos o erramos.”
EL ESPECTÁCULO DEL TITERE: DEL SHOW CLÁSICO AL IMPULSADO DE LA NUEVA CONCIENCIA POPULAR
Un hecho contundente dentro de la dinámica titiritera nacional resulta una toma de conciencia colectiva que deja a un lado lo banal del oficio artístico y lo convierte en un compromiso social frente al más necesitado. Hace posible que los ojos de niños, jóvenes y adultos que seguramente no han tenido contacto con un titere lo puedan tener. He aquí una verdadera conciencia humana que traspasa fronteras ideológicas.
En la actual ventura venezolana el apoyo a las comunidades dentro del campo cultural se hace cada vez mayor. La fiesta titiritera se vincula a lolos problemas de una comunidad determinada. No sólo lo político es tema, también la comunidad reflexiona junto a los títeres de soluciones tangibles, reales en tiempo y espacio. El oficio Titiritero se hace colectivo. Ahora y con mayor razón se hacen títeres en las parroquias, aldeas, en cualquier espacio digno que sirva de encuentro para el saber popular. Esto trae como consecuencia de estar en contacto directo con el vecino de la localidad.
Otra visión y misión se hace presente. Distintas maneras de pensar engloban al quehacer titiritero venezolano, sin embargo, y a pesar de esta circunstancia se hace presente el respeto y la tolerancia hacia el otro. Bien lo cantaba el inmortal Héctor Lavoe: “Entren que caben cien, cincuenta parados y cincuenta de pie”.
COLOFÓN: Estas son tres miradas de una realidad venezolana que aún tiene mucho por escribir y representar. El títere y el titiritero tendrán algo que decir, mientras que el espectador activo se sumará a esta conversa, de la cual saldrán ambiciones, sueños y utopía.
Gracias por su atención.
NOTA: Estas ponencias fueron prologadas por la maestra Columba Cortez de León, por el Comité Organizador del Encuentro, y por Alejandro Jara Villaseñor, como Vicepresidente A de la UNIMA Venezuela, quien horas antes presentó su ponencia. “Experiencias comunitarias de titeroterapia con pacientes psiquiátricos en Venezuela”.
Currículos ponentes.
Carlos Tovar
Teatro Estable de Títeres Kinimarí
San Cristóbal, Táchira.
En 1971 funda el Teatro de Títeres Tachón en el estado Zulia y organiza la 1era. Muestra Zuliana de Títeres. Más tarde crea el Teatro Estable de Títeres Kinimarí, en Táchira, hace 39 años.
En 1993 fue becado por el Institut Internationale de la Marionnette de Charleville Meziéres, Francia, para estudiar un curso en el Instituto Superior de Teatro de Barcelona, España.
Ha sido Coordinador del Instituto de las Artes Escénicas y Musicales de Táchira, Director del Gabinete Cultural del mismo estado y Director a nivel nacional de la Oficina de Coordinación Cultural y Despliegue Territorial en el Ministerio de Cultura.
Actualmente es Coordinador de Arte y Cultura Estatal del PSUV.
Le han sido otorgadas varias distinciones y premios por su intensa labor social y cultural.
Wolfgang González
Charlot Teatro
Maracaibo, Zulia.
Nace en Cabimas, estado Zulia.
Fue director, docente y realizador del diseño curricular de la Escuela de Títeres del Zulia.
Ha organizado varios festivales nacionales e internacionales en Venezuela y Colombia.
Es fundador y director de Charlot Teatro Muñecos de Venezuela y Gente de Títeres de Colombia.
Amplio difusor del quehacer titiritero latinoamericano, fue impulsor de la creación de Unima Venezuela hace 4 años.
Ha recibido varios reconocimientos de instituciones públicas y privadas, tanto regionales como internacionales.
Félix Oswaldo Cordero Pérez
Títeres Giraluna
Barquisimeto. Lara.
Se inició como titiritero en 1972, con el Grupo Chamitos de la Universidad de Carabobo. Ha sido promotor y titiritero popular.
Fundó en Barquisimeto, estado Lara, el Grupo de Teatro y Títeres Giraluna, con el que además de funciones y talleres organizó varios festivales en su Estado. Facilitador de Títeres y Teatro por Fundacultura Lara por muchos años.
Actualmente es director de la Escuela de Formación de Gestión y Poder Popular del estado Lara.
Lectora:
Irene Arismendi Noguera
Títeres TitiriAndando.
Nació en Barinas. Venezuela. Es Licenciada en Teatro y Maestra en Historia del Arte. Además de ser músico y titiritera es directora y fundadora del grupo TitiriAndando. Reside en México desde hace 9 años.